JUSTICIA Y BONDAD
“En la vida nadie regala nada”, esta frase se ha convertidos en
nuestro mundo en la bandera de muchos de nosotros. Nos hemos convertido en
personas sumamente competitivas. Competimos y concursamos a la menor provocación.
Ante la frase de “a mí nadie me ha regalado nada y lo que tengo es por mi
esfuerzo”, nos resulta incomprensible el evangelio de este domingo.
Ante la definición clásica de justicia: “Dar a cada quien lo
que merece”, no hay lugar para dicha parábola. En primer lugar, nos encontramos
con un propietario que le interesa que su viña esté dando fruto, que se
aproveche al máximo; por eso sale durante todo el día a reclutar trabajadores. Al
salir a las 6 am y apalabrar a los trabajadores les dice una cantidad justa. El
denario era el salario mínimo, el pago justo por una jornada laboral entera. Hasta
este punto no hay injusticia de ningún tipo. Al seguir llamando a más
trabajadores a las 9 am solamente les dice 'Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo'. El evangelista nos dice que con esa promesa hace ir a
los de medio día y a los que contrata solamente para que trabajen una hora (la
jornada era de sol a sol es decir de 6 am a 6 pm).
Lo que sea justo… si nos hubieran preguntado a nosotros cuanto sería lo
justo darles a los que trabajaron una, nueve o seis horas, responderíamos que
lo proporcional al denario, es decir a los que empezaron a las 9 am tres
cuartas partes del salario completo, a los que trabajaron desde el mediodía solamente
la mitad de su jornal y a quienes solo trabajaron una hora, quizá más de alguno
dirá que trabajaron tan poco que es imposible calcular cuánto se les va a dar y
casi que los mandaríamos con las manos vacías.
De esta parábola vemos que el Propietario
(Dios) es un hombre que le gusta producir y que todo el tiempo está buscando
que su viña del fruto que puede dar. No hay trabajo pequeño en la viña, aunque
alguien trabaje una hora aun así ha valido la pena el contratar a esa persona y
pagarle su denario. En esta viña del Señor nunca sobrarán trabajadores, siempre
hay trabajo y siempre se están reclutando trabajadores.
Obviamente en esta parábola no podemos
perder de vista la finalidad de Mateo en su evangelio. El escribe a una
comunidad de judeo-paganos, al inicio los judíos se creían con una superioridad
a los paganos, ya que ellos venían cumpliendo la ley mosaica de toda la vida y
sin duda alguna que para más de alguno le parecería un Dios injusto que salvaba
por igual, al judío cumplidor de la ley desde la infancia, que al anciano
pagano que al final de su vida conoció el evangelio y se convirtió. Aun en
nuestros tiempos se dan escenas parecidas de aquellos que se creen merecedores
a un salario mayor por el simple de hecho pertenecer a algún grupo o movimiento
y podrían despreciar la labor en la viña de aquel hombre que está luchando por
superar alguna adicción o que vive su fe de una forma muy sencilla.
“Dios es justo y bondadoso” dice el salmo 145 y con cuánta razón, ya que con esta parábola
vemos que él está dispuesto a darnos a todos ese denario de la salvación, un
denario que ninguno se podría sentir merecedor de recibirlo, pero que él está
dispuesto a dar. Bástenos ver el santoral para darnos cuenta de ello. Son pocos
los santos que desde muy niños o jóvenes han entregado sus vidas al servicio de
la Viña, y son todavía menos de aquellos que se puede decir que nunca
cometieron pecado mortal, la gran mayoría han tenido una conversión a determinada
edad, quienes eran grandes pecadores públicos e incluso quienes ya estando en
el lecho de su muerte les bastó reconocer a Jesús como el Salvador y se ganaron
su denario en la última hora (san Dimas, el buen ladrón de la crucifixión).
No nos bastaría para nuestra salvación recibir
lo que merecemos, todos necesitamos ese denario completo, esa paga que
solamente nos la puede dar el justo juez que empapa la ley con la bondad y no
se fija en nuestros méritos, sino en las ganas que ponemos en nuestro trabajo.
Hagamos lo que nos toca en la Viña. Si
ya estamos trabajando en ella no nos fijemos en quien llegó tarde o en quien no
trabaja, hagamos lo que nos toca. Y si aun seguimos de haraganes en la plaza
escuchemos la invitación de Dios… 'Vayan también ustedes a mi viña y les
pagaré lo que sea justo'.
LECTURAS DEL DOMINGO XXV
DEL TIEMPO ORDINARIO
(Ciclo A)
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Isaías: 55, 6-9
Busquen al Señor mientras lo pueden
encontrar, invóquenlo mientras está cerca; que el malvado abandone su camino, y
el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad; a nuestro
Dios, que es rico en perdón.
Mis pensamientos no son los pensamientos
de ustedes, sus caminos no son mis caminos, dice el Señor. Porque así como
aventajan los cielos a la tierra, así aventajan mis caminos a los de ustedes y
mis pensamientos a sus pensamientos".
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 144,2-3.8-9. 17-18.
R/. Bendeciré al Señor eternamente.
Un día tras otro bendeciré tu nombre y
no cesará mi boca de alabarte. Muy digno de alabanza es el Señor, por ser su
grandeza incalculable. R/.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento para enojarse y generoso para perdonar. Bueno es el Señor para con todos
y su amor se extiende a todas sus creaturas. R/.
Siempre es justo el Señor en sus
designios y están llenas de amor todas sus obras. No está lejos de aquellos que
lo buscan; muy cerca está el Señor, de quien lo invoca. R/.
SEGUNDA LECTURA
De la carta del apóstol san Pablo a
los filipenses: 1,20-24.27
Hermanos: Ya sea por mi vida, ya sea por
mi muerte, Cristo será glorificado en mí. Porque para mí, la vida es Cristo, y
la muerte, una ganancia. Pero si el continuar viviendo en este mundo me permite
trabajar todavía con fruto, no sabría yo qué elegir.
Me hacen fuerza ambas cosas: por una
parte, el deseo de morir y estar con Cristo, lo cual, ciertamente, es con mucho
lo mejor; y por la otra, el de permanecer en vida, porque esto es necesario
para el bien de ustedes. Por lo que a ustedes toca, lleven una vida digna del
Evangelio de Cristo.
EVANGELIO
Del santo evangelio según san Mateo; 20, 1-16
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
discípulos esta parábola: "El Reino de los cielos es semejante a un
propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después
de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. Salió
otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo:
'Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo'. Salió de nuevo
a medio día y a media tarde e hizo lo mismo.
Por último, salió también al caer la
tarde y encontró todavía a otros que estaban en la plaza y les dijo: '¿Por qué
han estado aquí todo el día sin trabajar?'. Ellos le respondieron: 'Porque
nadie nos ha contratado'. Él les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña'.
Al atardecer, el dueño de la viña le
dijo a su administrador: 'Llama a los trabajadores y págales su jornal,
comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros'. Se acercaron,
pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno.
Cuando les llegó su turno a los
primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario
cada uno. Al recibirlo, comenzaron a reclamarle al propietario, diciéndole:
'Esos que llegaron al último sólo trabajaron una hora, y sin embargo, les pagas
lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor'.
Pero él respondió a uno de ellos: 'Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?'. De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos".
Gracias, saludos
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