EL YUGO DE JESÚS

EL YUGO QUE NOS OFRECE JESUS. – Estudio Biblico

Antes de iniciar esta reflexión quisiera informarles que en esta “nueva normalidad” seguiré procurando compartir mi reflexión dominical. El hacerlo diariamente se me complica bastante, pero espero poder seguir con este proyecto al menos de forma semanal.


Nos encontramos situados este domingo al final del capítulo 11 del evangelio de san Mateo. La liturgia ha omitido el encuentro de Jesús con los discípulos del Bautista y el reclamo que hace Cristo a las ciudades de Galilea. En el evangelio de Lucas encontramos el paralelo del evangelio que hemos escuchado este domingo con la pequeña diferencia de que Lucas lo sitúa con el regreso de los 72 discípulos después de aquella misión y el evangelio de Mateo lo pone de una forma indirecta con el regreso de los 12 tras su misión evangelizadora, discurso que escuchamos los tres domingos pasados.

La primera lectura nos muestra esta profecía de Zacarías que presenta a aquel rey humilde, sencillo y justo montado en un burrito. Recordaremos aquella profecía por el Domingo de Ramos y la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Hoy se nos invita a fijarnos en la mansedumbre y humildad (temas que presenta el evangelio). Muy probablemente para Zacarías (siglo IV a.C.) estaba muy fresco el recuerdo del paso del conquistador Alejandro Magno por palestina camino a Egipto. Aquel rey poderoso montado en su caballo imponente (Bucéfalo) y rodeado de todo su ejército. En oposición a esa imagen aparece el verdadero Rey que no ocupa de toda esa pompa y despliegue militar para instaurar la paz verdadera.


Alejandro Magno y Bucefalo ./tcc/ | Alejandro magno, Grecia ...
Representación de Alejandro Magno y su caballo Bucéfalo 

El evangelio lo podemos dividir fácilmente en tres momentos: una acción de gracias, una enseñanza y una invitación.

La oración que eleva el Hijo al Padre va en sintonía con quienes eran vistos como los despreciados. En tiempos de Jesús, y quizá en los nuestros también, se veía a los sabios y entendidos, a los doctores y maestros de la ley como los verdaderos depositarios de la fe y los que podían entender y hacer suyo el designio salvífico de Dios. El misterio de la Salvación no depende de cuanto conozcamos o sepamos sobre una doctrina. Esta oración de acción de gracias va dirigida por esa gente sencilla que quizá sin saber mucho sobre la ley es capaz de descubrir el paso de Dios por su vida y acepta su llamado salvador; ellos son los verdaderos herederos del Reino.

Quisiera que en esta reflexión sobre todo nos centráramos en la invitación que nos hace Jesús en este domingo. La semana pasada escuchábamos la invitación de cargar nuestra cruz y seguir a Jesús (Mt 10, 38). Hoy esa cruz toma una nueva figura, el yugo. El yugo, para todos los que nacimos en la ciudad y sabemos poco de la vida del campo, es una pieza alargada de madera con dos arcos que se ajustan a la cabeza o el cuello de los animales y que, sujeta a la lanza de un carro o el timón de un arado, permite que tiren de ellos.

Cuando Jesús nos decía la semana pasada que lo siguiéramos quizá lo veíamos como el líder que va delate marcando el ritmo y el camino, pero hoy con la figura del yugo entendemos de que se trata el seguir a Jesús. Seguir a Jesús es estar a su lado, unidos por su yugo, no vamos solos en nuestro camino, Él va a nuestro lado y nos ayuda a cargar el peso de nuestro día a día. Cuando el arriero o el campesino veía que la carga era muy pesada para un solo animalito, le ponía un yugo a un par a fin de que entre los dos fuera más fácil la faena. Jesús está con el yugo puesto y quiere ayudarnos a cargar nuestra carga, no nos la quitará, sino que nos ayudará a sacarla adelante, por eso nos invita a tomar descanso a su lado. No seamos necios y soberbios, dejémonos ayudar por este Dios que es manso y humilde de corazón.



LECTURAS DEL DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO

(Ciclo A)

 

PRIMERA LECTURA

 

Del libro del profeta Zacarías: 9, 9-10

 

Esto dice el Señor: "Alégrate sobremanera, hija de Sión; da gritos de júbilo, hija de Jerusalén; mira a tu rey que viene a ti, justo y victorioso, humilde y montado en un burrito.
Él hará desaparecer de la tierra de Efraín los carros de guerra, y de Jerusalén, los caballos de combate. Romperá el arco del guerrero y anunciará la paz a las naciones. Su poder se extenderá de mar a mar y desde el gran río hasta los últimos rincones de la tierra". 

 

SALMO RESPONSORIAL

 

Del salmo 144, 1-2. 8-9. 10-11. 13cd-14.

R/. Acuérdate, Señor, de tu misericordia.

Dios y rey mío, yo te alabaré, bendeciré tu nombre siempre y para siempre. Un día tras otro bendeciré tu nombre, y no cesará mi boca de alabarte. R/.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus creaturas. R/.

El Señor es siempre fiel a sus palabras, y lleno de bondad en sus acciones. Da su apoyo el Señor al que tropieza y al agobiado alivia. R/.

Que te alaben, Señor, todas tus obras, y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas. R/.

 

SEGUNDA LECTURA

 

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 8, 9. 11-13

Hermanos: Ustedes no viven conforme al desorden egoísta del hombre, sino conforme al Espíritu, puesto que el Espíritu de Dios habita verdaderamente en ustedes. Quien no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Si el Espíritu del Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, habita en ustedes, entonces el Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, también les dará vida a sus cuerpos mortales, por obra de su Espíritu, que habita en ustedes.

Por lo tanto, hermanos, no estamos sujetos al desorden egoísta del hombre, para hacer de ese desorden nuestra regla de conducta. Pues si ustedes viven de ese modo, ciertamente serán destruidos. Por el contrario, si con la ayuda del Espíritu destruyen sus malas acciones, entonces vivirán. 

 

EVANGELIO

 

Del santo Evangelio según san Mateo: 11,25-30

 

En aquel tiempo, Jesús exclamó: "¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien. El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera". 


Comentarios

  1. Gracias por tan bonita reflexión y por compartir el Evangelio de hoy,, Dios lo bendiga siempre.

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  2. Gracias por compartirla con todos nosotros, ya extrañaba leer una reflexión así, bendiciones

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  3. Gracias por compartir estos
    Contenidos Biblicos que nos
    Ayudan a mantener nuestro yugo non nuestro señor Dios.

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