¿QUIÉN HIZO ENOJAR A LOS FILIPENSES?

Gente de Biblia enojada | Vectores de dominio público

La liturgia omitió seis versículos que nos ayudan a entender perfectamente porque hay tanto coraje en la comunidad de Filipos, ya que ayer no habían hecho nada mal visto por la comunidad; solo habían hablado con las mujeres y Lidia, y su familia, habían abrazado la fe.  Nada de gente enojada, incluso se hablaba de un clima de alegría; entonces… ¿Qué hizo enojar a los filipenses para que hoy escuchemos como Pablo y Silas son desnudados y azotados sin juicio alguno?

El evento que se omitió fue la expulsión de un demonio que hacía a una muchacha esclava hacer adivinaciones (lo cual daba muy buenas ganancias a sus amos) y durante días, aquella muchacha, movida por el espíritu gritaba de cosas a Pablo, hasta que se harta a Pablo y expulsa aquel espíritu y hace que se pierda aquella fuente de ingresos de las personas (Hch 16, 16-21). Al ver aquello, los dueños de aquella esclava, pusieron al pueblo en contra de Pablo y Silas hasta el punto en el que reciben aquellos azotes que hoy escuchamos.
Como bien recordarán no es la primera vez que Pablo pasa calamidades a causa del evangelio y tampoco será la última; aún le quedan varias situaciones difíciles que sortear.

Estando en prisión se da esta situación que a los ojos de muchos lectores podría ser un evento completamente inverosímil, pero más allá de discutir su historicidad y si en verdad pasó así, debemos de quedarnos con el mensaje teológico.

Ante las dificultades humanas y la cerrazón de algunos, Dios no se queda de brazos cruzados, sigue actuando y manifestándose en favor de sus misioneros, prueba de ello es el terremoto que milagrosamente libera a Pablo y a Silas. Este evento milagroso y sorprendente, pasa a segundo término si lo ponemos a contra luz de lo verdaderamente asombroso que es la conversión de aquel guardia. Esa es la verdadera liberación que se da en la cárcel, ese es el verdadero acto sorprendente que realiza Dios aquella noche.
El evangelio nos presenta el final del cuarto anuncio del paráclito.  En este pasaje, al igual que en la primera lectura, vemos a un Dios que no se queda de brazos cruzados. Ante la inminente partida de Jesús viene la promesa del Paráclito.

A lo largo de los próximos días, empezaremos a escuchar unas palabras que suenan a despedida, ya que estamos cerca de la Ascensión de Nuestro Señor; pero su ida no nos deja tristes, debido a que, gracias a esta promesa del Padre, no quedaremos en el abandono y la orfandad, sino que seguiremos gozando de la presencia de Dios en nuestras vidas, ahora por medio de su Espíritu Santo que nos guía y acompaña en todo momento.

LECTURAS DEL MARTES VI DE PASCUA

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 16, 22-34
En aquellos días, la gente de la ciudad de Filipos se alborotó contra Pablo y Silas, y los magistrados ordenaron que los desnudaran y los azotaran. Después de azotarlos mucho, los metieron en la cárcel y le ordenaron al carcelero que los vigilara bien. Siguiendo esta orden, él los metió en el calabozo de más adentro y les aseguró los pies en el cepo.
A eso de la medianoche, Pablo y Silas estaban en oración, cantando himnos al Señor, y los otros presos los escuchaban. De pronto sobrevino un temblor tan violento, que se sacudieron los cimientos de la cárcel, las puertas se abrieron de golpe y a todos se les soltaron las cadenas. El carcelero se despertó, y al ver las puertas de la cárcel abiertas de par en par, pensó que los presos se habían fugado y sacó su espada para matarse. Pero entonces Pablo le gritó: "No te hagas ningún daño; aquí estamos todos". El carcelero pidió una lámpara, se precipitó hacia dentro, y temblando, se arrojó a los pies de Pablo y Silas. Después los sacó de allí y les preguntó: "¿Qué debo hacer para salvarme?". Ellos le contestaron: "Cree en el Señor Jesús y te salvarás, tú y tu familia". Y les explicaron la palabra del Señor a él y a todos los de su casa.
El carcelero se los llevó aparte, y en aquella misma hora de la noche les lavó las heridas y en seguida se bautizó él con todos los suyos. Después los invitó a su casa, les preparó la mesa y celebraron una fiesta familiar por haber creído en Dios. 

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 137, 1-2a. 2bcd-3. 7c-8.
R/. Señor, tu amor perdura eternamente. Aleluya.
De todo corazón te damos gracias, Señor, porque escuchaste nuestros ruegos. Te cantaremos delante de tus ángeles, te adoraremos en tu templo. R/.
Señor, te damos gracias por tu lealtad y por tu amor; siempre que te invocamos nos oíste y nos llenaste de valor. R/.
Tu mano, Señor, nos pondrá a salvo, y así concluirás en nosotros tu obra. Señor, tu amor perdura eternamente; obra tuya soy, no me abandones. R/.

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Juan: 16, 5-11
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Me voy ya al que me envió y ninguno de ustedes me pregunta: '¿A dónde vas?'. Es que su corazón se ha llenado de tristeza porque les he dicho estas cosas. Sin embargo, es cierto lo que les digo: les conviene que me vaya; porque si no me voy, no vendrá a ustedes el Paráclito; en cambio, si me voy, yo se lo enviaré.
Y cuando él venga, establecerá la culpabilidad del mundo en materia de pecado, de justicia y de juicio; de pecado, porque ellos no han creído en mí; de justicia, porque me voy al Padre y ya no me verán ustedes; de juicio, porque el príncipe de este mundo ya está condenado". 

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