NO SEAMOS FLOREROS
Hoy se nos presenta
en ambas lecturas el inicio del capítulo 15 de ambos libros. El capítulo 15 del
libro de los hechos es el pasaje que corresponde a lo que se le conoce
como el concilio de Jerusalén. Los historiadores han fechado este evento alrededor
del año 50, han pasado 17 años del caminar de la Iglesia. Pablo ha terminado su
primer viaje y después de eso se encuentra con que han venido unos judeocristianos
y han predicado la necesidad de que los cristianos venidos del paganismo se
sometan, sobre todo, a la circuncisión. Tenemos que recordar que la circuncisión
en el judío era la marca corporal de pertenencia al pueblo de la alianza,
cuando un varón quería convertirse al judaísmo, forzosamente se tenía que
llevar acabo esta práctica ritual.
Hasta cierto punto
podemos entender la postura de este grupo que exigía este rito para los que
abrazaban la fe en Cristo. El cristianismo tiene su origen en el judaísmo y es
comprensible que la comunidad de Jerusalén, que en su gran mayoría son judíos conversos,
exigieran la circuncisión para todo el que quisiera hacerse cristiano, como se
le exigía a todo el que quería hacerse judío.
Lucas ha preparado
al lector durante 14 capítulos para poder llegar a este momento. Nos
encontramos exactamente a la mitad del libro y este evento será un verdadero
parteaguas en la historia de la Iglesia naciente. A casi dos décadas de la pasión,
muerte y resurrección de Cristo es necesario el que la Iglesia tome su
identidad y en estas dos comunidades, Jerusalén y Antioquia, encontramos las
dos formas de vivir la fe hasta este momento; judeocristianos y pagano cristianos.
Hoy solo se plantea
el conflicto, el día de mañana correspondería escuchar la discusión, pero por
ser la fiesta de san Matías, se interrumpirá la lectura y el viernes solamente
escucharemos las conclusiones del concilio, así que queda la invitación para
continuar con la lectura del día de hoy. Para los interesados el pasaje que faltaría
por leer es Hch 15, 7-21.
El inicio del capítulo
15 del cuarto evangelio nos presenta la imagen de la vid y los sarmientos. A pesar
de que aquí en Aguascalientes tenemos fama de ser un estado vinícola, quizá la
gran mayoría de los jóvenes nunca hayamos visto una vid y no sepamos distinguir
los sarmientos.
Podríamos entretenernos
un buen tiempo hablando de la planta de la vid, pero no importa tanto este
aspecto, Jesús bien pudo tomar como ejemplo un guayabo, un manzano cualquier
otro árbol. Se elije la vida, ya que los profetas y el pueblo de Israel han
usado esta imagen de la vid y Jesús se presenta como la vid verdadera. Fuera de
esto debemos de centrar nuestra atención en dos verbos que son la clave de este
pasaje; permanecer y dar fruto.
A pesar de lo poco
que podamos conocer sobre botánica, estaremos de acuerdo en que en el momento
que cortamos una rama, en ese momento la rama se empezará a secar y dejará de
dar fruto irremediablemente.
Ante esta realidad
tomamos dos lecciones de este evangelio. La primera es que estamos llamados a
dar fruto, no podemos ser cristianos de ornato, solamente fieles que adornen
los templos o que adornen sus casas. El fruto es un requisito de cada uno de
nosotros. Y la segunda que este fruto no lo podemos dar si no estamos unidos a
Dios. Permanezcamos en Dios y el permanecerá en nosotros, ya que sin Él no
podemos nada.
LECTURAS
DEL MIÉRCOLES V DE PASCUA
Del libro de los
Hechos de los Apóstoles: 15, 1-6
En aquellos días,
vinieron de Judea a Antioquía algunos discípulos y se pusieron a enseñar a los
hermanos que si no se circuncidaban conforme a la ley de Moisés, no podrían
salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y
Bernabé; al fin se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más fueran a Jerusalén
para tratar el asunto con los apóstoles y los presbíteros. La comunidad
cristiana los proveyó para el viaje, y ellos atravesaron Fenicia y Samaria,
contando a los hermanos cómo se convertían los paganos, y los llenaban de gozo
con esta noticia.
Al llegar a
Jerusalén, fueron recibidos por la comunidad cristiana, los apóstoles y los
presbíteros, y ellos refirieron todo cuanto Dios había hecho por su medio. Pero
algunos de los fariseos convertidos intervinieron, diciendo: "Hay que
circuncidar a los paganos y exigirles que cumplan la ley de Moisés".
Entonces se
reunieron los apóstoles y los presbíteros para examinar el asunto.
SALMO
RESPONSORIAL
Del salmo 121,1-2.
3-4a. 4b-5.
R/. Vayamos con
alegría al encuentro del Señor. Aleluya.
¡Qué alegría sentí,
cuando me dijeron: "Vayamos a la casa del Señor"! Y hoy estamos aquí,
Jerusalén. jubilosos, delante de tus puertas. R/.
A ti, Jerusalén,
suben las tribus, las tribus del Señor, según lo que a Israel se le ha
ordenado, para alabar el nombre del Señor. R/.
Por el amor que
tengo a mis hermanos, voy a decir: "La paz esté contigo". Y por la
casa del Señor, mi Dios, pediré para ti todos los bienes. R/.
EVANGELIO
Del santo
Evangelio según san Juan: 15, 1-8
En aquel tiempo,
Jesús dijo a sus discípulos: "Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el
viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, él lo arranca, y al que da fruto
lo poda para que dé más fruto.
Ustedes ya están
purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en
ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en
la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los
sarmientos; el que permanece en mí y yo en él ése da fruto abundante, porque
sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí se le echa fuera, como al
sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde.
Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos".
El Señor nos pide los frutos sencillos de nuestras conductas diarias.. Aunque
ResponderBorrarNuestros actos no sean rel
Evantes.. Sean todos con Amor...
Gracias Señor Dios Padre Hijo y Espiritu Santo por permanecer siempre con nosotros
Pues a trabajar aún más para dar y ofrecer los mejores frutos a nuestro padre.
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