EL HOTEL, EL CAMINO Y LOS HUÉSPEDES
Quisiera empezar
esta reflexión con unas palabras para todas las mamás. Ordinariamente el diez
de mayo en nuestro país es un día sin igual. Mucho se ha querido vender la idea
de que formamos parte del “patriarcado” y que nuestra sociedad machista tiene
por completo relegadas a las mujeres, pero al menos por este día todos nos
olvidamos por completo del varón y volcamos totalmente nuestra mirada, nuestro cariño
y nuestro afecto hacia aquella mujer que nos llevó en su vientre y, que, en la mayoría
de los casos, nos han llenado con su afecto y cariño.
A todas esas mujeres
que han aceptado (muchas veces) con dolor, en soledad, pero sobre todo con
gratitud el abrir su ser a una nueva vida; muchas gracias. Mi oración y mi admiración
a cada una de ustedes.
Que la santísima Virgen
María, Madre del verdadero Dios por quien se vive, las acompañe en sus alegrías
y en sus penas. Ella que sabe lo difícil que es ser madre, perder un esposo, ver
sufrir un hijo, ayudar al necesitado; pero, sobre todo, ella que conoce la alegría
de saber que la muerte no termina con el amor a un hijo, sino que lo plenifica
de un modo sublime en la resurrección; que ella les de la gracia de decir todos
los días al Señor un “fiat”, un hágase en mi tu voluntad y que al
término de sus días les dé el premio del cual ya disfruta la bienaventurada
Virgen María, gozar en cuerpo y alma de la vida eterna. Muchas felicidades
mamás.
En la primera
lectura de este domingo escuchamos la elección de siete varones, cuya función era
la caridad; atender a las viudas y la administración de los bienes. A estos
varones se les conoce como los diáconos, cuya raíz etimológica viene del griego
y significa servidor. El ministerio de los diáconos sigue vigente en la Iglesia,
pero no es exclusivo el servicio de aquellos ministros. Todos estamos llamados
a ejercer nuestro diaconado, nuestro servicio, con los más necesitados. El servicio
y la caridad no son exclusividad de nadie, sino que son tarea de todos.
La Iglesia nunca ha
sido perfecta, siempre ha estado llena de defectos y dificultades, pero cuando
se deja actuar al Espíritu Santo, el suscita hombres y mujeres que dan
testimonio de Cristo con sus obras y sacan adelante a la Iglesia.
El evangelio de este
domingo, no sonará con mucha novedad, sobre todo para quienes han seguido las
lecturas de la misa estos últimos días ya que es casi el evangelio que
escuchamos en las misas del sábado y del viernes pasados, esas palabras siguen
resonando en nuestros corazones.
En primer lugar,
resuena este llamado a no perder la paz, a no tambalear ante las dificultades,
a no perder la fe. El apóstol san Pedro en la segunda lectura nos invita a
acercarnos a la piedra viva que es Jesús y que debemos de irnos ensamblando en
la edificación del templo espiritual. Si estamos unidos a Cristo, si estamos
cerca de la Piedra angular que es Dios, nuestra vida tendrá la solidez para
sobrellevar las adversidades que ahora sufrimos y las que vendrán después. No
perdamos la paz, ni ahora ni nunca.
Podríamos hablar del
resto del evangelio con tres términos muy sencillos; el hotel, el camino y los huéspedes.
En este discurso de
despedida Jesús habla de este lugar al cual estamos llamados a descansar por la
eternidad (la casa del Padre). Cuando salimos de vacaciones y no conocemos el
lugar a donde vamos a llegar nos hace mucha ilusión el saber cómo será aquel
sitio, que comodidades tendrá, o si tendremos una buena vista; pero sobre todo
nos angustiamos por no perder nuestra reservación. Sería muy penoso el saber
que aquel pesado viaje que nos llevó muchas horas e incomodidades no tuviera
recompensa porque no reservamos o algo pasó y nuestra reservación no está. Jesús
nos deja tranquilos. Hay lugar para todos.
El destino está
garantizado, ahora sigue planear el camino. ¿Cómo vamos a llegar a nuestro
destino?, ¿Cuál será la ruta más segura y más cómoda? Aquí también Jesús nos
tranquiliza, la ruta está trazada, el GPS está encendido, Él es el camino que
conduce al Padre, si lo seguimos llegaremos; así que solo tenemos que fijarnos
en el último punto; los huéspedes.
De poco nos sirve
conocer el camino, tener la reservación, si los huéspedes no llegan a su
destino. Felipe en el evangelio es como ese tipo de huéspedes que quiere
conocer y disfrutar del hotel, aun antes de salir; es un hombre que va a la
segura. Muchos de nosotros podríamos ser así, podríamos querer tener todas las garantías
desde esta vida y ante esta situación, Jesús también nos tranquiliza. Si queremos
ver desde este momento al Padre, lo veremos en Cristo y nosotros ya sabemos en
donde podemos ver a Jesús, ya sabemos en donde se encuentra ese rostro del
Padre; lo encontramos en el hermano, en la eucaristía, en su Palabra, y en
tantos otros lugares, no es un rostro difícil de encontrar.
En este punto toda
la responsabilidad del viaje recae sobre nosotros. Tenemos el hotel, sabemos el
camino, ahora lo que a nosotros nos toca es hacer las obras que Dios hace y
hacerlas aún mayores; para que no sólo lleguemos nosotros, sino que el hotel se
llene con todos, que nadie se prive de ese lugar y que nadie se pierda porque
no encontró el Camino, ya que no supimos darles las indicaciones para
que lo encontraran.
LECTURAS
DEL DOMINGO V DE PASCUA
Del libro de los Hechos de los
Apóstoles: 6, 1-7
En aquellos días,
como aumentaba mucho el número de los discípulos, hubo ciertas quejas de los
judíos griegos contra los hebreos, de que no se atendía bien a sus viudas en el
servicio de caridad de todos los días.
Los Doce convocaron
entonces a la multitud de los discípulos y les dijeron: "No es justo que,
dejando el ministerio de la palabra de Dios, nos dediquemos a administrar los
bienes. Escojan entre ustedes a siete hombres de buena reputación, llenos del
Espíritu Santo y de sabiduría, a los cuales encargaremos este servicio. Nosotros
nos dedicaremos a la oración y al servicio de la palabra".
Todos estuvieron de
acuerdo y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a
Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Pármenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se
los presentaron a los apóstoles y éstos, después de haber orado, les impusieron
las manos.
Mientras tanto, la palabra de Dios iba cundiendo. En Jerusalén se multiplicaba
grandemente el número de los discípulos. Incluso un grupo numeroso de sacerdotes
había aceptado la fe.
SALMO
RESPONSORIAL
Del salmo
32,1-2.4-5.18-19.
R/. El Señor
cuida de aquellos que lo temen. Aleluya.
Que los justos
aclamen al Señor; es propio de los justos alabado. Demos gracias a Dios al son
del arpa, que la lira acompañe nuestros cantos. R/.
Sincera es la
palabra del Señor y todas sus acciones son leales. Él ama la justicia y el
derecho, la tierra llena está de sus bondades. R/.
Cuida el Señor de
aquellos que lo temen y en su bondad confían; los salva de la muerte y en
épocas de hambre les da vida. R/.
SEGUNDA
LECTURA
De la primera
carta del apóstol san Pedro: 2, 4-9
Hermanos; Acérquense
al Señor Jesús, la piedra viva, rechazada por los hombres, pero escogida y
preciosa a los ojos de Dios; porque ustedes también son piedras vivas, que van
entrando en la edificación del templo espiritual, para formar un sacerdocio
santo, destinado a ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios, por
medio de Jesucristo. Tengan presente que está escrito:
He aquí que pongo en
Sión una piedra angular, escogida y preciosa; el que crea en ella no quedará
defraudado.
Dichosos, pues, ustedes,
los que han creído. En cambio, para aquellos que se negaron a creer, vale lo
que dice la Escritura: La piedra que rechazaron los constructores ha llegado a
ser la piedra angular, y también tropiezo y roca de escándalo. Tropiezan en
ella los que no creen en la palabra, y en esto se cumple un designio de Dios.
Ustedes, por el contrario, son estirpe elegida, sacerdocio real, nación
consagrada a Dios y pueblo de su propiedad, para que proclamen las obras
maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.
EVANGELIO
Del santo
Evangelio según san Juan: 14, 1-12
En aquel tiempo,
Jesús dijo a sus discípulos: "No pierdan la paz. Si creen en Dios, crean
también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. Si no fuera así,
yo se lo habría dicho a ustedes, porque ahora voy a prepararles un lugar.
Cuando me haya ido y les haya preparado un lugar, volveré y los llevaré
conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Y ya saben el camino
para llegar al lugar a donde voy".
Entonces Tomás le
dijo: "Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el
camino?". Jesús le respondió: "Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Nadie va al Padre si no es por mí. Si ustedes me conocen a mí, conocen también
a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto".
Le dijo Felipe: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta". Jesús le replicó: "Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ve a mí, ve al Padre. ¿Entonces por qué dices: 'Muéstranos al Padre'? ¿O no crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les digo, no las digo por mi propia cuenta. Es el Padre, que permanece en mí, quien hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Si no me dan fe a mí, créanlo por las obras. Yo les aseguro: el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aún mayores, porque yo me voy al Padre".
Muy bonita su reflexión padre Lalo y gracias por sus oraciones hacia todas las mamás que Dios lo siga bendiciendo.
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