DIOS SIN NOSOTROS

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El día de ayer titulaba la reflexión “Dios CON nosotros” tomando la profecía de Isaías del “Emmanuel”, en la solemnidad de la Anunciación del Señor. Hoy que regresamos a las lecturas del tiempo cuaresmal nos encontramos con que Dios sigue estando con nosotros, pero muchas veces somos nosotros los que estamos SIN Dios.

El evangelio del día de hoy nos presenta el final del capítulo 5 de san Juan, el cual empezamos a escuchar el martes con la curación del paralitico en la piscina de Betesdá. Ayer, por ser la solemnidad de la Anunciación, no escuchamos el discurso cristológico que Jesús le dice a los fariseos que dudaban de que el pudiera obrar conforme a la voluntad de Dios ya que había curado en sábado (para quien quiera leer este pasaje es Jn 5, 17-30) y hoy concluimos este capítulo escuchando las autoridades que atestiguan a Cristo como el Hijo de Dios. Dichas autoridades son: el Padre, Juan el bautista, las Escrituras y Moisés. Recordemos que este tiempo de cuaresma es la oportunidad para purificar nuestros corazones y descubrir una vez más en Cristo muerto y resucitado al Hijo de Dios. Jesús es mucho más que una persona que marcó la historia de la humanidad. Pudo llegar a marcar la historia porque es Hijo de Dios y los profetas, las escrituras y nuestras vidas deben de testimoniarlo así.

El capítulo 32 del libro del Éxodo que hemos escuchado el día de hoy nos presenta esa imagen de un Dios que piensa y habla como hombre, un Dios que le pasa la bolita a Moisés porque se ha “cansado” de las infidelidades de su pueblo. El autor sagrado no quiere poner tanto su mirada en la poca paciencia de Dios, sino en la actitud del pueblo que una vez más al pasar por situaciones difíciles recurre a la tentación de hacerse este Dios a su medida, manipulable y cumplidor de sus caprichos, que no ponga condiciones ni límites al comportamiento humano y que de pasadita no sea tan exigente.

Aunque Dios este con ellos, ellos están sin Dios. Ante este pasaje fijemos nuestra atención en la actitud de Moisés y en la actitud de Dios. Moisés no olvida a su pueblo y sigue intercediendo por él. Pudo haber cedido a la propuesta que le hace Dios “de ti, en cambio, haré un gran pueblo”, pero rechaza la salida fácil y sigue con su función de intercesor y mediador de un pueblo que sabe que con todo y sus defectos siguen siendo su pueblo; “el pueblo elegido”. No dejemos de interceder por nuestros hermanos, por más que los veamos como casos perdidos. Por otro lado, la actitud de Dios nos muestra a un Dios que no olvida sus promesas y que sigue siendo ese Dios lento a la cólera y generoso para perdonar (Sal 144). Muchos han querido ver en esta pandemia el castigo de Dios por nuestros muchos pecados, no cedamos a esa tentación. Sino que veamos estos días como el tiempo para ponernos en el lugar de Moisés y seguir intercediendo por la humanidad, no porque Dios esté enojado, sino porque Dios nos pide que seamos más fraternos. 

LECTURAS DEL JUEVES DE LA IV SEMANA DE CUARESMA

Del libro del Éxodo: 32,7-14
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: "Anda, baja del monte, porque tu pueblo, el que sacaste de Egipto, se ha pervertido. No tardaron en desviarse del camino que yo les había señalado. Se han hecho un becerro de metal, se han postrado ante él y le han ofrecido sacrificios y le han dicho: 'Éste es tu dios, Israel; es el que te sacó de Egipto' ".
El Señor le dijo también a Moisés: "Veo que éste es un pueblo de cabeza dura. Deja que mi ira se encienda contra ellos hasta consumidos. De ti, en cambio, haré un gran pueblo".
Moisés trató de aplacar al Señor, su Dios, diciéndole: "¿Por qué ha de encenderse tu ira, Señor, contra este pueblo que tú sacaste de Egipto con gran poder y vigorosa mano? ¿Vas a dejar que digan los egipcios: 'Los sacó con malas intenciones, para hacerlos morir en las montañas y borrarlos de la superficie de la tierra'? Apaga el ardor de tu ira, renuncia al mal con que has amenazado a tu pueblo.
Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, siervos tuyos, a quienes juraste por ti mismo, diciendo: 'Multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo y les daré en posesión perpetua toda la tierra que les he prometido' ". Y el Señor renunció al castigo con que había amenazado a su pueblo.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 105,19-20.21-22.23.
R/. Perdona, Señor, las culpas de tu pueblo.
En el Horeb hicieron un becerro, un ídolo de oro, y lo adoraron. Cambiaron al Dios que era su gloria por la imagen de un buey que come pasto. R/.
Se olvidaron del Dios que los salvó, y que hizo portentos en Egipto, en la tierra de Cam, mil maravillas, y en las aguas del Mar Rojo, sus prodigios. R/.
Por eso hablaba Dios de aniquilarlos; pero Moisés, que era su elegido, se interpuso, a fin de que, en su cólera, no fuera el Señor a destruirlos. R/.

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Juan: 5, 31-47
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Si yo diera testimonio de mí, mi testimonio no tendría valor; otro es el que da testimonio de mí y yo bien sé que ese testimonio que da de mí, es válido.
Ustedes enviaron mensajeros a Juan el Bautista y él dio testimonio de la verdad. No es que yo quiera apoyarme en el testimonio de un hombre. Si digo esto, es para que ustedes se salven. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y ustedes quisieron alegrarse un instante con su luz. Pero yo tengo un testimonio mejor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar y que son las que yo hago, dan testimonio de mí y me acreditan como enviado del Padre.
El Padre, que me envió, ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz ni han visto su rostro, y su palabra no habita en ustedes, porque no le creen al que él ha enviado.
Ustedes estudian las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues bien, ellas son las que dan testimonio de mí. ¡Y ustedes no quieren venir a mí para tener vida! Yo no busco la gloria que viene de los hombres; es que los conozco y sé que el amor de Dios no está en ellos. Yo he venido en nombre de mi Padre y ustedes no me han recibido. Si otro viniera en nombre propio, a ése sí lo recibirían.
¿Cómo va a ser posible que crean ustedes, que aspiran a recibir gloria los unos de los otros y no buscan la gloria que sólo viene de Dios?
No piensen que yo los voy a acusar ante el Padre; ya hay alguien que los acusa: Moisés, en quien ustedes tienen su esperanza. Si creyeran en Moisés, me creerían a mí, porque él escribió acerca de mí. Pero, si no dan fe a sus escritos, ¿cómo darán fe a mis palabras?".

Comentarios

  1. Es fácil encerrarnos en nuestros dolores, en no sentirnos dignos de Dios pero él de alguna u otra manera nos sigue demostrando que esta a nuestro lado.... solo es abrir los ojos y dejarnos guiar de su mano

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